CM - Revelacion

Crónicas de Midgard
Capítulo III
Revelación

–¿Qué? ¿Quiénes son ustedes? ¿Qué pasó? –Dijo Daniel, confundido.
Cronos sonrió. Al parecer ya extrañaba que le hicieran esas preguntas.
–Lo sabrás en un momento, hijo –Contestó Cronos. Miró alrededor suyo y suspiró –Siempre llamando la atención. ¿Por qué no puede ser este un trabajo más fácil?
–Si lo fuera no sería divertido, Cronos –Dijo Gabriel.
Cronos asintió, con una leve sonrisa en su rostro. Cerró los ojos y susurró “Adiv ioble enúm”, señaló a la gente que estaba viendo la escena, sorprendidos. Como si nada hubiera pasado, regresaron a lo que estaban haciendo.
–Ven con nosotros –Dijo Gabriel –Aquí afuera de la escuela está bien, no hay nadie ahora.
–¡Espera! –Dijo Rosa –¿Qué fue eso? ¿Qué es lo que acaba de suceder?
Cronos la miró, sorprendido. Aún conservaba el recuerdo de lo que había sucedido a pesar que había hecho el hechizo para que la gente olvidara.
«Esto es extraño» Pensó «Lo intentaré una vez más»
–Adiv ioble enúm –Dijo Cronos, señalando a Rosa, quien permaneció inmutable.
–No te molestes, Cronos, al parecer tiene alguna habilidad en menor grado. Su amigo también, por lo que veo.
Edgar, a quien Rosa sujetaba del brazo aún, observaba sorprendido la escena. Cronos lo miró a los ojos, y vio algo… la misma determinación que había en los ojos de Daniel hace un momento.
–Tenemos suerte, ¿eh? –Dijo Gabriel –Dinarore también estaba aquí.
–Así es. Y esta muchacha es amiga de ambos, vaya coincidencias que hallamos a veces, ¿verdad? Ustedes dos, vengan también, esto es algo importante.
Rosa y Edgar se miraron mutuamente, y miraron a Daniel, quien los miró con la misma cara de duda que ambos tenían. Finalmente decidieron seguir a Cronos. Algunos alumnos distraídos los vieron pasar, pero a ninguno le pareció raro, pues no habían escuchado nada de la conversación, o simplemente no le pusieron demasiada atención.

El cielo era oscuro, como cuando anochece, con un poco de luz aun viéndose en el horizonte. La luz de la luna y la tenue luz del sol iluminaban un pequeño claro desértico, con plantas secas y tierra pedregosa. Allí, sobre una piedra grande como una cama, estaba sentado un hombre, mirando las estrellas.
Él era alto y musculoso, vestido con un pantalón negro y una camisa gris vieja, con algunos agujeros en la cintura. Tenía el cabello y barga largos, cubriéndole el cuello. Su rostro, por lo general duro, esbozaba una ligera sonrisa. Todo estaba tranquilo en Niffelheim, el lugar que él protegía.
«Todo ha estado muy tranquilo» Pensó «No es que me queje, claro. Lo malo es que esto es tan solo la calma antes de la tormenta»
No se equivocaba. Unas sombras se movían velozmente por el lugar. Él se dio cuenta y se levantó, presintiendo lo que se avecinaba.
En eso, cientos de sombras, sin ninguna forma en particular, emergieron de todos lados alrededor de él. Sonriendo, saltó hacia delante y golpeando a una de las sombras, ésta se desvaneció.
–No entienden, ¿verdad? ¡No pueden salir de aquí aunque me ataquen entre todas!
–Quizás no, Garam –Dijo una voz tras él –Pero ¿Que tal si alguien que no es un alma oscura les ayuda?
Garam volteó, pero quien había hablado ya no estaba allí. En eso, todas las sombras atacaron simultáneamente.
–¡Recuerden el trato! –Dijo quien ayudaba a las almas oscuras –¡Los ayudaré y a cambio deben matar a los Guardianes de Midgard!
Garam escuchó esto y supo que venía un ataque, pero, para su mala suerte, éste le dio de lleno en el pecho, mientras el enjambre de almas oscuras lo seguía atacando. Garam peleó, y logró desvanecer varias sombras antes de que otro ataque le diera de lleno en la espalda. Nunca antes le había pasado eso, pero estaba preparado para pelear.
En ese momento, se dio cuenta que en realidad no querían escapar, sino distraerlo, ya que sintió que una docena de sombras atravesaron la cicatriz de su pecho, el lugar donde se encontraba incrustado el hechizo que le permitía abrir el portal hacia Midgard. Entonces fue que decidió dejar de concentrarse en las almas oscuras y poner atención a quien lo atacaba. Debía detener el escape antes de que algo malo pasara.

–Daniel, Rosa y Edgar –Dijo Cronos –Lo que están por escuchar puede sonar increíble pero les aseguro que no miento. Somos los “Guardianes de Midgard”, gente que ha heredado poderes desde tiempos antiguos y protegen este plano de demonios y otras amenazas. Como ya pudieron ver, Gabriel mató a uno de ellos, un demonio menor que atacó a Daniel, pues él ahora tiene el poder de a quien nosotros conocemos como Din.
–Años viviendo cerca y jamás me di cuenta que tenías poderes –Dijo Edgar a Gabriel, quien solo sonrió.
–Suena muy fantasioso, pero entiendo –Dijo Rosa –Digo, acabo de ver que pasó, pero lo que no entiendo es… ¿Cómo es que Daniel heredó esos… poderes?
–Sucede una vez cada determinado tiempo, al menos en ellos… el poder es una carga demasiado grande para el cuerpo humano, y deben cambiar de portador cada tiempo, a veces son 5 años, a veces son hasta 30. Hace 10 años fue que cambiaron por última vez, pero ahora hubo una excepción. –Explicó Cronos
»Hace poco, los que portaban el poder actualmente tuvieron una pelea en la que casi mueren. Como no sabían si iban a sobrevivir, decidieron pasarle sus poderes a alguien más. Pero como estaban débiles, aprovecharon la tormenta que cayó antier, y esperaron que alguien digno los recibiera. Dime, Daniel, ¿recuerdas algo raro la noche de ese día?
–Recuerdo que salí a comprar algo a la tienda… pero no recuerdo exactamente qué pasó después. Recuerdo que compré, salí de la tienda corriendo y llegué a mi casa, pero la tienda estaba algo retirada y no recuerdo haber recorrido todo el camino. Luego me sentí mal y me dormí.
–A mi me pasó algo similar –Dijo Edgar –Solo que yo iba llegando de con un amigo, tampoco recuerdo haber recorrido unas calles antes de llegar a mi casa, y me dormí tan pronto como llegué.
–Fue en ese momento que no recuerdan, cuando la energía de los antiguos guardianes llegó a ustedes.
–Y entonces ¿Qué pasa conmigo? –Dijo Rosa –Esa noche no salí de mi casa.
–Tu tienes un poder latente, como algunas personas alrededor del mundo, por eso mi hechizo para alterar la memoria, al ser demasiado básico, no te afectó.
«¡Cronos!» Escuchó él en su mente, la voz era de Garam «Hay problemas, estoy con Diana, ven pronto por favor»
Cronos, sorprendido de escuchar a Garam tan alterado, decidió que debían ir a ver qué sucedía.
–Lo lamento, ha sucedido algo inesperado. Mañana a las 2 vendremos de nuevo, aun hay muchas cosas que deben saber. Gabriel, vamos
–¿Qué pasó? –Preguntó Gabriel.
–Es Garam.